

Ciudad de México, 2 de julio de 2025.
Por Renato Campos, analista de mercados financieros de Greyhound Trading

Lo que queda del 2025 promete ser cualquier cosa menos tranquila para los mercados financieros. Las decisiones clave de política monetaria en Estados Unidos y México están marcadas por un entorno volátil, influenciado tanto por factores económicos como por tensiones políticas y geopolíticas.
En Washington, Jerome Powell ha dejado claro que la Reserva Federal no se comprometerá con recortes automáticos de tasas. “Estamos yendo reunión por reunión”, ha insistido el presidente de la FED, mientras el mercado presiona con expectativas de hasta 60 puntos base de recortes antes de que termine el año. Esa presión podría intensificarse si los próximos datos de empleo en Estados Unidos empiezan a mostrar signos de debilitamiento, lo que indicaría que la economía más grande del mundo podría necesitar un impulso antes de lo previsto.
El escenario se complica aún más con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Su segunda administración ha traído consigo nuevas tensiones como planes de aumento a las tarifas arancelarias, nuevas presiones fiscales y un agresivo paquete de recortes de impuestos, la llamada “Big Beautiful Tax Bill”, que podría disparar el déficit en más de 3,3 billones de dólares. Esto ha reactivado los temores sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo de Estados Unidos, y ha puesto en la mira no solo a la FED, sino también al propio liderazgo de Powell, que podría enfrentar una salida anticipada por presión política.
México, por su parte, transita un camino menos turbulento, aunque no exento de desafíos. El Banco de México recortó su tasa referencial en junio a 8%, su nivel más bajo en casi tres años, pero ha comenzado a moderar su tono frente a una inflación que vuelve a repuntar. Los analistas interpretan este movimiento como una señal clara de prudencia: no se descartan más recortes, pero serán mucho más graduales y dependientes de la evolución del entorno internacional y los precios internos.
La estabilidad macroeconómica mexicana ha ganado relevancia frente al ruido externo. Con una moneda que continúa mostrando solidez, el cruce peso-dólar se mantiene por debajo de los $20 y apunta a mínimos de $17.90, el país mantiene el foco en los precios de materias primas y los riesgos geopolíticos globales. Si bien las tensiones comerciales con Estados Unidos parecen haberse enfriado tras un primer semestre complicado, las decisiones que se tomen en la Casa Blanca seguirán teniendo peso en la región.
La segunda mitad del año se perfila como un juego de ajedrez entre cautela monetaria, agendas políticas cargadas y una economía global que aún no define su rumbo claro. Los inversionistas no solo deben seguir las cifras, sino también leer entre líneas.
Vania Dragonne, vania.dragonne@ghtrading.cl
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