diciembre 8, 2023

EMPREFINANZAS

ABRIENDO NUEVOS CAMINOS HACIA LA INFORMACION

El punto sobre la i.

Arturo Damm

De un gobierno no siempre puede esperarse que resuelva. Al menos habría que esperar que no estorbe y, en último término, que no destruya.

José Manuel Núñez

La primera pregunta que me viene a la mente leyendo la frase de Núñez es ¿qué puede hacer un gobierno? Todo lo que se le ocurra a los gobernantes, desde preservarnos de todos los males, como es el caso del gobierno ángel de la guarda, cuya intención es, precisamente, preservarnos de todos los males, incluyendo los que podemos hacernos a nosotros mismos, hasta concedernos todos los bienes, como es el caso del gobierno hada madrina, cuyo objetivo es, ni más ni menos, concedernos todos los bienes, desde la cuna hasta la tumba, incluidos los que deberíamos procurarnos por cuenta propia.

La segunda pregunta que se me ocurre es qué debe hacer el gobierno, pregunta que parte del supuesto de que no todo lo que puede hacer debe hacerlo. ¿Qué debe hacer el gobierno? ¿Qué pasa cuando hace cosas que no debe? ¿Cuáles son sus legítimas tareas, a las que no puede renunciar sin dejar de ser gobierno? Esta pregunta, ¿puede responderse objetivamente?

Al margen de las respuestas, creo que aceptamos que el gobierno no debe resolver todos los problemas, por lo que no debe intentar resolver todos los problemas, porque de entrada no puede resolver todos los problemas, sobre todo si lo entendemos literalmente: todos los problemas de todos. ¿Dónde quedaría la responsabilidad individual, que es parte esencial de la dignidad de la persona, si nadie tuviera que resolver ningún problema porque el gobierno resuelve cualquier problema de cualquiera?

Llegados a este punto se podrán preguntar si hay gobernantes que pretenden resolver todos los problemas de todos, comenzando por el problema básico, el de la satisfacción de las necesidades. Para responder cito a Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, quien el 1 de julio de 2021, en un mensaje a la nación, dijo lo siguiente: “Es un deber colectivo de las naciones ofrecer a cada una de sus hijas e hijos una cuna para nacer, un pupitre para aprender, herramientas para trabajar, una cama para dormir, una mesa para comer, un techo para guarecerse, un lugar en el hospital para curarse y una tumba para descansar”, es decir, proveer desde la cuna hasta la tumba, tarea que deberán llevar a cabo, no las naciones, entendidas como “el conjunto de habitantes de un país regido por el mismo Gobierno”, según la definición del Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, sino los gobiernos de las naciones, que en tal caso actuarían como gobiernos hada madrina, con la intención es concedernos todos los bienes, desde cuna hasta tumba.

Suponiendo que el gobierno pudiera darles a todos todos los bienes, desde la cuna hasta la tumba, y todos los servicios, desde la educación hasta la atención médica, ¿debería hacerlo? Si lo hiciera, ¿dónde quedaría la responsabilidad individual, que es parte esencial de la dignidad de la persona?

El hecho es que no lo puede hacer. Ningún gobierno puede darle todo a todos, razón por la cual solo le da algo a algunos, y ese algo, que a algunos les da, previamente se lo tuvo que quitar a alguien más, con un agravante: como el gobierno cobra por quitar y dar nunca regresa la misma cantidad que quitó.

Cada vez que el gobierno pretende resolver problemas, que no forman parte de sus legítimas tareas, quebranta la responsabilidad individual y menoscaba la dignidad de la persona.

De un gobierno no debe esperarse que resuelva todos los problemas de todos.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.