Ciudad de México, 21 de diciembre de 2020.
Por Oscar Manuel Rodríguez Ochoa
Una mirada al espacio
En el presente perfecto experimentar el miedo es parte de lo que muchos de los seres en nuestro mundo han elegido para su desarrollo, sin embargo, aquellos que deciden el camino de una baja frecuencia los desvía de su ruta de origen en el que son esencias puras de la fuente. La pandemia difundida a través de los medios oculta verdades con propósitos claramente orientados a desempoderarnos en nuestro trayecto de elevación universal.
Lo que en esta etapa humano-planetaria se está viviendo debe ser reconocido como factor fundamental para la transmutación energética de los que aquí coexistimos. La dualidad nos sitúa en instantes donde las energías positivo-negativas hacen fricción y con ello se contrapuntean en un vendaval vertiginoso de campos electromagnéticos que transitan en la realidad planetaria donde el sistema matrix y sus protagonistas intentan reivindicar su poderío mientras que por otra parte la luminosidad cósmico-espiritual sigue su marcha encaminándonos a nuevos y avanzados capítulos dentro de lo que constituye el proceso multicuántico a nuevas dimensiones.
La conducta inercial que muchos viven los mantiene en gran medida inmóviles ante las oleadas energéticas como resultado de estar llevando un proceso existencial dentro del sistema matrix de realidades ficticias orientadas en gran medida por códigos de programación y control, contaminación energética de baja vibración, robo de energías, implantes energéticos y biológicos, etcétera, todo esto en lo individual como en lo colectivo.
La línea de tiempo que estamos experimentando es factor de vivir esta dualidad en una linealidad que nos desasocia de nuestros orígenes como almas de la creación, es así que la constante desarmonización de los seres que aquí habitamos es una forma de ceder nuestro poder a los llamados «controladores» con lo que es tendencia clara para enraizar el adormecimiento de los que se resisten a despertar y vivir fuera del velo del olvido como proceso fundamental lejos del anclaje a esta 3D en una conexión directa con las conductas inmersas en el lado oscuro y las sombras de la humanidad.
Estamos aquí en esta encarnación terrenal con un cúmulo de información asimilada en vidas pasadas como alma que ha transitado multidimensionalmente en los campos, planos cósmicos y espirituales. Nuestra luz es indudablemente la esencia universal que se expande y nos lleva a emprender todos y cada uno de los viajes en nuestra conformación cuántica e infinita.
Siendo luz, vibración y materia, nuestra energía es el vehículo para navegar como diseñadores del entretejido múltiple en la divinidad que nos corresponde, dentro de los campos experienciales de nuestro desarrollo evolutivo. Coexistimos por nuestra eterna e interminable interconexión con el todo, y como tales podemos vivenciar aquello que por libre albedrío elegimos procesar. Es el caso de que toda realidad que proyectemos como seres creadores al universo, éste la recibe y la propaga en nuestro interior bajo el principio de causa y efecto a sabiendas de que todo lo que está dentro y fuera de nosotros.
Reconociendo nuestro poder como entidades multicósmicas, en la renovación y reintegración permanente, abrimos esferas de luz y accedemos a nuevos niveles transmutativos para emprender los saltos cuánticos desde el poder de amor.
Abriendo nuestras almas en un baño de luz a nuestros cuerpos paralelos nos otorgamos el permiso de quebrantar todos aquellos esquemas que están fuera de lo que nos pertenecen como chispas divinas y fluimos en la frecuencia respectiva que estrecha nuestro vínculo con nuestra divina presencia del ser Yo Soy. Alcanzamos las facultades que nos entrelazan con líneas de tiempo que vibran paralelamente con nuestro palpitar y latir.
La focalización hacia nuestra divinidad es la ruta que nos corresponde y expande, sentir el aire que emerge de nuestros pulmones nos mantiene en alta vibración con la energía más grande la vibra en nuestro corazón. Lo que en el presente perfecto muchos de nuestros hermanos están viviendo así lo han elegido, sin embargo, como almas conscientes les enviamos desde el fondo de nuestro ser la luz para que sus almas se iluminen con las bendiciones que les corresponden agradeciéndole al padre-madre creador la dicha de compartir desde nuestro centro el valor de nuestro desarrollo espiritual.
Oscar Manuel Rodríguez Ochoa, luy6618@hotmail.com
Más historias
PUNTALES
Urge que empresas utilicen inteligencia artificial y big data: Simetrik
La colaboración entre humanos y máquinas empieza a adoptarse en el mundo: Capgemini