Propuestas que permitirían que con el tiempo desaparezca el CUC sin mayor trauma y permanezca el peso cubano.
En mi tercer viaje a Cuba, recomendé una profunda reforma monetaria en la Isla. Tenían un completo desorden en materia monetaria: El “peso”, inventado por Fidel Castro cuando llega al poder y que nada lo respaldaba, era la moneda nacional. Desde el principio de la revolución se estableció una paridad de un peso cubano igual a un dólar americano. Fue una decisión política. Se estableció como única moneda de curso legal, los ciudadanos que recibieran cien dólares de algún familiar en Miami, tenían la obligación de entregarlo al Banco de Cuba y recibir a cambio cien pesos cubanos. Internamente nadie podía usar otra moneda diferente al peso cubano pues incurriría en delito. Además, el dinero solo se podía usar en compras al gobierno, pues es quien tenía el monopolio del comercio. Los pesos cubanos se cambiaban por dólares, pero al revés no funcionaba, cien pesos cubanos no se podían cambiar por cien dólares.
El gobierno de la isla tenía soberanía monetaria, es decir, podía administrar su moneda como mejor considerara. Empezó a usar esa soberanía para resolver, por ejemplo, el problema del desempleo. Contrató a todos los desempleados. De hecho, por ley, el gobierno era el único que podía contratar en la Isla pues todas las empresas privadas desaparecieron o fueron expropiadas por el Estado. ¿Cómo le hacía para pagar el sueldo de todos los empleados? Muy fácil, bastaba imprimir todos los billetes necesarios. Con esos billetes, los trabajadores acudían a las tiendas del Estado y ese dinero regresaba para pagar de nuevo los sueldos. Siendo el gobierno el único patrón y el único vendedor, el ciclo monetario se cerraba perfecto.
Sin embargo, el gobierno asumía múltiples compromisos que requerían dinero adicional, y volvía a imprimir más dinero. Era tarea fácil pues bastaba tener papel y tinta para las impresoras. Naturalmente, surge el mercado negro, los precios de la leche o del pan empezaron a incrementarse. La solución revolucionaria fue introducir control de precios. En toda la isla el precio de los cigarros, del azúcar o cualquier otro tendrían que ser los mismos sin importar si el punto de venta estuviera en el lugar más remoto de la isla. Este control de precios, provocó una gran demanda de productos, lo cual generó otro problema. Se resolvió creando una cartilla de racionamiento. El ministerio de Economía estudió las necesidades de los cubanos para conformar una canasta igual para todos. Cada persona tenía su cartilla y solo podía comprar en fechas señaladas a los precios oficiales. Pero todo esto creó un mercado corrupto. Por ejemplo, un niño tenía derecho de recibir dos cajetillas de cigarros a la semana, sus padres las vendían o intercambiaban furtivamente al fumador vicioso; o bien, el encargado de la tienda guardaba cierta cantidad de mercancías para quien estuviera dispuesto a pagar a un precio mayor. Obtenía así, una ganancia ilegal que le servía para conseguir bienes para su mesa.
Pude observar las tiendas oficiales de la isla donde los precios estaban a la vista, en los anaqueles. Realmente todo era muy barato, solo que los anaqueles estaban vacíos casi siempre. Cuando llegaba el camión del frijol a surtir, se corría la voz, de inmediato se hacían largas filas para recibir sus dotaciones semanales: dos libras de frijol, dos de azúcar, un litro de aceite, dos cajetillas de cigarros, y algo más. La gente perdía mucho tiempo en las filas y no faltaron las riñas por los lugares.
La paridad unidireccional del dólar y el peso cubano se mantuvo durante casi cincuenta años. A pesar de las prohibiciones, la gente quería dólares. Con un poco de suerte podían pedirle a algún turista que les comprara pasta de dientes, una plancha o un televisor en las tiendas de los diplomáticos. Así que, con todos los riesgos del mundo, se formó un mercado negro de la divisa. En 1993 acudí a un congreso de educación y en la calle me ofrecían hasta 160 pesos cubanos por un dólar. Con un solo dólar compré billetes con la efigie del Che Guevara que tanto gustaban a mis colegas de la universidad.
Se flexibilizó el comercio y los cubanos ya podían comprar en las diplotiendas que solo recibían dólares. Pero la prohibición de que circularan dólares americanos en la isla se resolvió creando una nueva moneda convertible: el CUC. Esta nueva moneda sí estaba respaldada. Si el Banco de Cuba recibía mil dólares, tenía el derecho de imprimir mil CUC´s. Es decir, un CUC valía un dólar y viceversa. Nuevamente, el cubano que recibía cien dólares del exterior tenía la obligación de que acudir al Banco Nacional de Cuba para recibir 100 CUC´s, mismos que podía usar, no en las tiendas cubanas del pueblo, sino en las tiendas para extranjeros, que eran centros comerciales exclusivos para diplomáticos y turistas foráneos. Allí podían comprar mercancías importadas, normalmente a precios bastantes superiores de sus lugares de origen: Lavadoras, televisores, planchas, ropa de moda, etc.
El respaldo del CUC en divisas obligaba tener los dólares en la bóveda para cuando alguien quisiera cambiar sus CUC´s por dólares. Generalmente aplicaba para turistas. En principio, no estaba tan descabellada esa política. Era artificial pues habría bastado dejar que la gente usara sus dólares, pero ganaron los sentimientos patrióticos contra el “imperialismo yanqui” y por eso inventaron una nueva moneda nacional y se mantenía la prohibición de que la gente usara dólares americanos
Pronto el gobierno se percató que en la bóveda bancaria había gran cantidad de dólares almacenados y que bien se podían usar para compras al exterior. Las necesidades eran muchas, y se usaron. Igual, se empezaron a imprimir más CUC´S que ya no estaban respaldados. Esto creó un desequilibrio monetario. Si toda la gente que tenía CUC´s quisiera recuperar sus dólares, sería un imposible, pues ya no había suficientes en la bodega. En otras palabras, el CUC se devaluó. Los cubanos se metieron en un problema monetario artificialmente creado. La solución final fue que los poseedores de CUC´S podían rescatar pesos cubanos, pero no dólares. Muchos sintieron que era un verdadero atraco.
En mi cuarto viaje recomendé que se deshicieran del CUC y del peso cubano, su moneda nacional revolucionaria y adoptaran el dólar como moneda de curso legal. Casi me corren de la Isla. Pero ahora ya veo anunciado por el gobierno que se están deshaciendo del CUC. Me dio mucho gusto.
¿Y cuál es el proceso para deshacerse del CUC? Sería muy fácil si no hubieran roto el respaldo en dólares. Simplemente invitarían a todos los poseedores de CUC´s que pasaran al banco porque tenían exactamente la cantidad necesaria y suficiente para el intercambio. Luego, el gobierno quemaría, literalmente todos los CUC´s recibidos y se acabaría el problema de tener dos monedas en Cuba. Pero esto fue imposible, por eso el gobierno determinó que cada CUC sería cambiado por 23 pesos cubanos. Esta es una solución algo traumática que utiliza la fuerza del Estado.
Sin embargo, hay otra solución menos traumática, menos complicada y más beneficiosa. Consiste en lo siguiente.
1.- El gobierno cubano deja circular libremente cualquier moneda, sea peso cubano, CUC, dólar, euro, peso mexicano, etc.
2.- El gobierno deja que la paridad se resuelva libremente entre particulares, es decir, permite que se desarrolle el mercado de divisas. Autoriza que se abran casas de cambio privadas o gente de la calle que esté cambiando una moneda por otra.
3.- Permite que las tiendas de bienes o servicios determinen libremente los precios en las monedas que quieran.
4.- El gobierno deja de imprimir CUC´S o pesos cubanos.
5.- El gobierno elimina el control de precios en todo tipo de tiendas y centros comerciales, incluyendo las tiendas cubanas tradicionales.
6.- Permite que personas o empresas cubanas tomen en sus manos el comercio internacional.
7.- El gobierno establece una tarifa, digamos de mil CUC´S a quien quiera un permiso para salir de la isla. Y esos CUC´s deben ser incinerados.
8.- El gobierno establece una cuota de dos mil CUC´s para quien quiera un permiso de importación. Sea que importe ropa, gasolina, televisores, etc. Y se dedique a comercializarlos en la Isla.
Estas propuestas permitirían que con el tiempo desaparezca el CUC sin mayor trauma y permanezca el peso cubano.
Hay otra opción bastante suave para darle a Cuba un sistema monetario más sólido. Sin embargo, requiere la colaboración amistosa del gobierno norteamericano, quizás la tenga con el nuevo presidente. Consiste en acordar que el Fondo de la Reserva Federal de Estados Unidos (la FED) imprima la cantidad suficiente de billetes verdes para enviarlos a la isla y hacer una conversión rápida de pesos cubanos y CUC`s por dólares norteamericanos al tipo de cambio que en ese momento esté operando en la calle. El gobierno cubano solo pagaría por el papel, la tinta y la maquila. Al recoger esos billetes de la isla, se deben quemar, literalmente. De esta manera, no se estarían creando efectos inflacionarios en los Estados Unidos pues no están entrando a la economía norteamericana y tampoco estarían creando inflación en la isla, pues es una simple conversión de billetes. La ventaja es que ya no tendrán inflación mayor que la importada de Estados Unidos. A su vez, este cambio de moneda les conducirá a una corrección de precios que artificialmente se han establecido desde hace 60 años. La economía cubana se verá beneficiada con mayores posibilidades de comercio internacional.
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