julio 26, 2024

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La recuperación económica: más lejana de lo que nos hacen creer

Asael Polo Hernández

Dadas las acciones de política económica de otros gobiernos casi en sentido contrario a las nuestras, ¿será posible que nuestra economía tenga un rebote alícuota a los demás?

En los pasados días, INEGI publicó el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) para febrero, el cual mostró un retroceso anual del 1.56% en su medición anual, lo que significa su peor desempeño desde 2009, siendo la actividad agrícola, la más afectada al registrar una caída del 8.3% anual. Por su parte, las actividades industriales retrocedieron 3.5% contra el año anterior y las terciarias presentaron una disminución del 0.3% en el segundo mes del año.

Si bien los datos son un tanto incipientes para concluir con exactitud la evolución negativa del PIB para este año, sí son lo suficientemente evidentes para deducir que habrá una caída más pronunciada en los próximos meses, tomando en cuenta que el aislamiento por la pandemia inició en marzo y la reducción de la actividad económica de los dos primeros meses respondieron a factores distintos.

Por otra parte, el Instituto del Seguro Social (IMSS), registró que sólo en el mes de abril hubo una pérdida de empleos de más de medio millón, lo que presenta un reporte mensual de (-) 2.7% y (-) 2.2% en términos anuales, lo que en conjunto con el mes de marzo cuando se inicia el aislamiento, suman casi 700 mil empleos perdidos. Lo preocupante de esto radica en su prolongación. Se entiende que lo datos de empleo anteriores se explican por la tendencia mundial de la enfermedad y van en sentido a la fase de recesión de las economías, por lo que estamos en un escenario al que todavía podemos llamarle “desempleo cíclico”. Sin embargo, las débiles políticas de rescate del gobierno federal podrían propiciar otras secuelas no deseables, como un eventual desempleo estructural (se produce por desajustes entre empleadores y trabajadores cuando hay una inadecuación calificada de la mano de obra para cubrir las vacantes del oferente).

Por su parte, el promedio de crecimiento económico para 2020, según diversas instituciones, es del (-) 3.4%, y el mínimo de (-) 9.75% y para 2021, el promedio es de 2.3% con un mínimo del 1%, arrojando datos positivos hasta el segundo trimestre de 2021. Lo que indica una posible recuperación en “U”, entendida como aquella donde los indicadores económicos tardan más tiempo en tener los niveles a los que se encontraban antes de la recesión sin prolongarse en un muy largo plazo.

Sin embargo, y a la luz de la evidencia, el gobierno federal ha tomado medidas poco congruentes para establecer una recuperación de esa naturaleza. Ha insistido en seguir con proyectos no rentables de infraestructura, ampliación de programas sociales y una inacción casi total para incentivar el sector empresarial, dando, casi por hecho, que nuestra recuperación navega en un escenario de “V”, es decir, una recuperación dinámica y de corto plazo, lo que resulta ser una posibilidad descoordinada tomando en cuenta la posible expansión del confinamiento, la poca certeza de materializar la cura contra la enfermedad y de ser una pandemia sin precedentes. Algo sumamente irresponsable.

Lo anterior nos deja una pregunta: Dadas las acciones de política económica de otros gobiernos casi en sentido contrario a las nuestras, ¿será posible que nuestra economía tenga un rebote alícuota a los demás? Yo no lo creo. Insisto, nuestro problema nace de una mala planificación interna que un choque global. La pandemia sólo acentuó nuestra crisis.

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