“El dinero es uno de los mayores instrumentos de la libertad creados por el hombre.”
Friedrich A. Hayek
El bienestar de las personas depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios a su disposición, lo cual a su vez depende, dada la división del trabajo, de la cantidad de intercambios que puedan realizar, lo cual a su vez depende de que cuenten con un medio de intercambio, dinero, que es una de las herramientas más eficaces a su disposición.
La división del trabajo eleva la productividad, lo cual se traduce en una mayor producción de bienes y servicios, lo cual hace posible elevar el bienestar de la gente al poner a su disposición una mayor cantidad de más y mejores satisfactores.
La división del trabajo, por la cual buena parte de los bienes y servicios que necesitamos para satisfacer necesidades y deseos son producidos y ofrecidos por alguien más, tiene sentido si las personas son capaces de intercambiar lo que producen, intercambio que puede ser de dos tipos: directo (peras por manzanas) o indirecto (peras por dinero y dinero por manzanas). De los dos intercambios posibles el más eficaz, en el sentido de que hace posible un mayor número de intercambios, y por lo tanto disponer de una mayor cantidad de satisfactores, condición necesaria para alcanzar mayor bienestar, es el segundo, que es posible si se cuenta con un medio de intercambio, si se dispone de dinero.
El dinero, definido como cualquier cosa que las personas acepten como medio de intercambio, es condición, no suficiente, pero sí necesaria, para elevar, a partir de la división del trabajo y por medio de intercambio, el bienestar, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que se dispone.
Para darnos una mejor idea de la maravillosa herramienta que es el dinero imaginemos qué pasaría con nuestro bienestar si éste desapareciera, si resultara imposible el intercambio indirecto (peras por dinero y dinero por manzanas), y solamente fuéramos capaces de intercambios directos (peras por manzanas). Limitados al trueque, nuestro bienestar, nuestra disposición de bienes y servicios, ¿quedaría igual? ¿Aumentaría? ¿Disminuiría?
Dicho lo anterior, ¿de qué manera se relaciona el dinero con la libertad? Para responder hay que distinguir entre libertad negativa (ausencia de algo o alguien que prohíba actuar) y libertad positiva (disposición de los medios necesarios para poder actuar). El dinero, que es el medio de intercambio, se relaciona, en el mercado, con la libertad positiva.
Para que el mercado, que es la relación de intercambio entre compradores y vendedores, funcione se requiere libertad negativa: que no haya algo (una ley) o alguien (un tirano) que prohíba los intercambios. Para que funcione lo mejor posible se necesita libertad positiva: que los oferentes y demandantes cuenten con un medio de intercambio que les permita superar las limitaciones del trueque, que haga posible pasar del intercambio directo (peras por manzanas) al indirecto (peras por dinero y dinero por manzanas). Es en este sentido que el dinero, como lo afirma Hayek, es una herramienta eficaz al servicio de la libertad, sobre todo si por libertad entendemos, no solo la capacidad para decidir y elegir, sino lo que le sigue: la capacidad para, por medio de la acción, que consiste en disponer de los medios para conseguir el fin, intentar el logro de lo decidido y elegido.
Por ello, pongamos el punto sobre la i.
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