Ciudad de México, 19 de febrero de 2024.
Por: ARTURO DAMM ARNAL
PESOS Y CONTRAPESOS
En México padecemos un gobierno presupuestívoro (dícese de los gobiernos adictos al gasto, que gastan más de lo que deben, más de lo que corresponde a sus legítimas tareas, a las cuales no pueden renunciar sin dejar de serlo).
También, consecuencia del gobierno presupuestívoro, padecemos un engendro tributario (dícese de los sistemas tributarios compuestos por muchos impuestos, y por muchos objetos y sujetos gravables, que dan como resultado dobles tributaciones, como cuando se gravan los ingresos, primera tributación, y luego la compra de bienes y servicios, segunda tributación).
En México padecemos un gobierno presupuestívoro y un engendro tributario, entre otras razones, porque el gobierno, además de ser gobierno, pretende ser desde ángel de la guarda, y como tal preservarnos de todos los males, incluyendo los que podemos hacernos a nosotros mismos, hasta hada madrina, y como tal concedernos todos los bienes, incluyendo los que debemos procurarnos a nosotros mismos. ¿Cuál es el mal del que debe preservarnos el gobierno? La injusticia. ¿Cuál es el bien que debe concedernos? La impartición de justicia. Los gobiernos ángel de la guarda y hada madrina necesitan más recursos que los gobiernos gobierno, por lo cual son gobiernos presupuestívoros, presupuesto que sale del engendro tributario.
En México padecemos un gobierno presupuestívoro y un engendro tributario, lo cual, de entrada, le resta competitividad al país, que es su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, que se destinan a la producción de bienes y servicios, a la creación de empleos (para producir alguien debe trabajar), y a la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga por hacerlo), empleos e ingresos que son condiciones del bienestar (que depende, en buena medida, de la cantidad, la calidad y la variedad de los bienes y servicios de los que se dispone para satisfacer las necesidades, la mayoría de los cuales deben comprarse, para lo cual hay que pagar un precio, para lo cual hay que generar ingreso, para lo cual hay que tener empleo), sobre todo si el bienestar ha de ser el resultado de la generación personal de ingreso, no de la redistribución gubernamental del mismo, que da como resultado una sociedad de expoliados (a quienes se les quita con impuestos cobrados con fines redistributivos), y mantenidos (a quienes se les da por medio del gasto social).
¿Cómo terminar con el gobierno presupuestívoro, que gasta en lo que no debe, por lo que gasta de más, y en muchos casos de mala manera? Respondiendo, no ¿qué puede hacer el gobierno?, sino ¿qué debe hacer?, ¿cuáles son sus legítimas tareas, aquellas a las que no puede renunciar sin dejar de ser gobierno, por más que siga siendo muchas otras cosas, desde educador hasta petrolero? La pregunta ¿qué debe hacer el gobierno? plantea esta otra: ¿puede responderse objetivamente, de manera que todos estemos de acuerdo?
¿Cómo terminar con el engendro tributario? En primer lugar terminando con el gobierno presupuestívoro y, en segundo, estando conscientes de las posibilidades recaudatorias del impuesto único, universal, homogéneo, no expoliatorio, a la compra de bienes y servicios para el consumo final.
Lo primero que haré será analizar la evolución del gasto del sector público en los tiempos de la 4T.
Más historias
Llaman activistas a no reducir en 40% el presupuesto 2025 de la Conagua
PUNTALES
PUNTALES