Ciudad de México, 15 de agosto de 2020.
Por Mario Sánchez, Director de Ventas de D2L para América Latina
“El mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento”, decía Stephen Hawking. Esa brillante frase tiene mucho sentido en estos días ya que nos hemos dado cuenta que vivíamos en una burbuja que nos impedía ver lo complicado que puede volverse el mundo ante una pandemia. Aunque la crisis de salud actual ha permitido demostrar que las universidades pueden ser templos de aprendizaje, también ha evidenciado los grandes retos que tiene el mundo para continuar educando a sus jóvenes cuando se presentan estas emergencias.
Para tratar de responder a ese enorme reto las instituciones educativas del mundo deben considerar al Aula Invertida como uno de los mejores esquemas de aprendizaje para la contingencia y, de hecho, también para las etapas posteriores. Este sistema ha estado presente en el sector educativo como parte de numerosas universidades en el mundo.
En el Aula Invertida hay un cambio en el rol docente, quien ya no es el único depositario del saber y ahora está centrado en apoyar a los estudiantes. Aunque sigue siendo el experto en las materias, la presencia social del maestro es más importante que la académica. Es decir, deja de ser el sabio del lugar y se convierte en un orientador que está al lado de cada estudiante y no solo al frente de la clase.
Por otra parte, en el Aula Invertida también hay un cambio en el rol del estudiante, quien ahora es responsable de su propio aprendizaje porque se debe involucrar y ser más consciente de lo que está haciendo.
En dicho sistema las metodologías también cambian, de pasivas a activas. En el sistema presencial tradicional el maestro da la clase y el estudiante toma notas, lo cual hace pasivo el método. En cambio, en el Aula Invertida el alumno está involucrado y colaborando en el intercambio de conocimientos e información con los otros estudiantes y maestros. En este esquema el aprendizaje es multidireccional porque se puede aprender en cualquier momento y en cualquier lugar a través de los dispositivos digitales.
Es importante resaltar que las clases en video son una parte del aprendizaje en el sistema de Aula Invertida, es decir, son una de las herramientas pero no son el Aula Invertida en sí misma.
La prevención es la clave
Siendo realistas, son pocas las escuelas del mundo que estaban totalmente preparadas y conscientes de lo que se requería para enfrentar la situación actual de salud, tal vez porque se imaginaron que nunca sucedería o tal vez porque simplemente despreciaron las ventajas y alcances de las nuevas tecnologías. Incluso, habrá algunas instituciones que insistan en aplicar las técnicas y herramientas del pasado para resolver los problemas actuales.
Es necesario que aprendamos a ver a las tecnologías educativas y sistemas alternos de aprendizaje, incluyendo al Aula Invertida, como verdaderas herramientas amplificadoras de modelos de enseñanza de ayer y de hoy para preparar la respuesta ante retos de enormes dimensiones, como el que nos presenta el Covid-19.
Se ha despreciado el alcance que las nuevas tecnologías educativas nos brindan y me atrevo a decir que a pesar de eso hoy estamos mejor preparados que nunca para enfrentar esta crisis.
En el sector educativo ha habido quienes mostraron cierta resistencia para no querer aceptar los modelos de educación a distancia y los modelos de educación en línea. Decían que no tenía calidad, y tal vez sea verdad hasta cierto punto, porque es lógico que haya grietas en todos los esquemas de enseñanza. Incluso, la educación tradicional en el salón, en muchos casos, también carece de calidad.
Casi una revolución educativa
Tenemos que hacer una reflexión sobre hacia dónde vamos. Estas revoluciones educativas van de abajo hacia arriba, es decir, están impulsadas muchas veces por los propios docentes. Esa evolución no sucede de un día a otro ya que implica cambios culturales, de mentalidad y de salir de la zona de confort. Los profesores que no aspiren a evolucionar la forma de dar la clase, porque hasta ahora todo les ha funcionado bien, se estancarán.
Como miembros del sector educativo debemos promover la evaluación de esas las tecnologías amplificadoras de los modelos de enseñanza. No tiene sentido mantenerse alejados de la tecnología que ya está presente en la vida, como Facebook, Uber, apps de bancos, que son parte de la vida de muchas personas y que nos ayudan de muchas formas. La educación debe beneficiarse de esas herramientas ahora más que nunca.
Afortunadamente estamos viendo en la mayoría de profesores una muy buena actitud deseando hacer la transición hacia el uso de estas nuevas tecnologías de aprendizaje. Ellos también tienen ganas de aprender porque de alguna manera también siguen siendo estudiantes.
Una de las muchas lecciones que nos está dejando esta crisis es que debemos dejar de ser necios como sociedad al resistirnos a usar herramientas que ya están aquí desde hace varios años.
En resumen, no solo por dar respuesta a la contingencia se debe promover el uso de la tecnología en la educación. Que los estudiantes usen redes sociales no significa que las sepan usar para el aprendizaje. Los maestros deben estar en el mismo caso. Las tecnologías digitales y esquemas alternos de aprendizaje como el Aula Invertida ya no deben ser vistas como complemento, sino que deben estar presentes permanentemente en las universidades con criterio y coherencia.
Más historias
¿De quién es la responsabilidad? El dilema de la capacitación en idiomas en el ámbito laboral
EN ENERO MUBI ESTRENA
Consolidado el concurso «Sopart» de Maruchan México; premió a ganadores en el país