A las calles tras el confinamiento

Ciudad de México, 18 de junio de 2020.

Por Nidia Sánchez

Una mirada al espacio

La reincorporación a la vida cotidiana tras el confinamiento y al hecho de que el cubrebocas forma parte del atuendo con que hay que salir, por lo menos en un par de meses, pone en evidencia un antes y un después.

En la CDMX la vida intenta tomar su ritmo como en algunos otros lugares. En el transporte público hay evidencia palpable que muchas personas prefieren quedarse en casa.

El bombardeo en las noticias a nivel mundial y en cada país no es alentador, debido a que el reporte diario resume muertos, contagiados, y las condiciones en los hospitales, entre otros datos, como el hecho de que algunos perdieron sus empleos.

Hay ciertas modificaciones en el ánimo personal, en cómo se adapta cada individuo a esta nueva “normalidad”. Los parques siguen cercados con cinta amarilla, los restaurantes y otros servicios de alimentos tienen el servicio para llevar, algunos las 24 horas del día. Parece una ficción, y es en estos tiempos en que se valora poder ir a lugares donde hay naturaleza con acceso libre.

Muchos aprendieron a conocerse en el confinamiento con respecto a los demás integrantes en casa como a sí mismos. Es casi seguro, además, que algo nuevo aprendieron en línea, además de las clases si es que son estudiantes o maestros, se amplío su acervo o vivieron nuevas experiencias.

Nadie puede salir igual que antes de la cuarentena global. Las comunidades digitales permitieron el acercamiento virtual, que no es lo mismo que estar junto a las personas, y es posible que se valore más la presencia, muchos hacen planes para reunirse ya cuando esto termine, la pregunta es ¿cuándo?, lo cierto es que mientras tanto tendremos que adaptarnos a las condiciones locales, el medio inmediato en el que vivimos y trabajamos.

Hasta la próxima entrega, deseando que estas líneas inviten a la reflexión. Oscar Manuel Rodríguez Ochoa, luy6618@hotmail.com