Ciudad de México, 15 de febrero de 2018.
Desde el 2006 a 2016, los salarios reales de México han perdido un 10 o 15% de su poder adquisitivo, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Aunque el salario mínimo mexicano en términos de dólares es menor al Argentina o Perú, su poder adquisitivo para comprar la canasta alimentaria es mayor al de esas naciones.
De la misma forma, aunque el salario nominal de Grecia sea mayor al de España, el poder adquisitivo promedio de un trabajador español es relativamente mayor al de un trabajador griego.
La evidencia empírica analizada por la OIT indica que el índice salarial está en correlación directa con el índice de la productividad laboral. Lo anterior, significa que mientras más se expande la producción y la riqueza de un país, se están creando más bienes disponibles con precios iguales o menores que permiten a los trabajadores gozar de una mayor capacidad de consumo.
Los salarios reales no aumentan por decreto, pues a pesar de los grandes aumentos salariales que anunció Nicolás Maduro en Venezuela, la capacidad de compra de las familias es cada vez menor, pues el resto de sus políticas económicas desalientan la inversión, la producción y, desde luego, el consumo.
La única forma de aumentar los salarios es crear un entorno jurídico y económico competitivo y atractivo como impuestos bajos y generales, flexibilidad laboral, equilibrio fiscal, baja inflación, para atraer inversiones que aumenten la producción y los empleos, aumentar salarios por decretos sólo es demagogia.
En esta nueva edición, con material inédito y datos actualizados, Luis Pazos resuelve interrogantes que atañen a cualquier ciudadano actual:
¿Por qué y en qué medida debemos pagar impuestos?
¿Qué razones llevan a un gobierno a elevarlos?
¿Realmente nos beneficia pagar dicho tributo?
A.C. Cisle, instituto@cisle.org.mx Tel. +52 55 5662 4250.
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