“SI LENIN HUBIERA SEGUIDO A MARX DEBERÍA HABER ENTREGADO EL PODER A LOS TRABAJADORES NO RETENERLO JUNTO CON SU PARTIDO.”
Hace 100 años se engendró la Revolución Rusa, que convirtió las teorías de Marx en políticas económicas. Muchos académicos, líderes obreros, jóvenes y políticos, empezaron a leer a Marx y compraron la idea que en Rusia, convertida al poco tiempo en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Estado federal Marxista Leninista, se lograría un sistema de y para los trabajadores, donde ellos manejarían las empresas, tendrían mejores niveles de vida, habría igualdad económica y desaparecía el capitalista y el Estado explotador.
Había poca información de lo que sucedía en el nuevo estado socialista, lo que se decía a favor o en contra era de oídas. La llamada Cortina de Hierro impedía el intercambio de noticias. El primer hecho que pasó desapercibido fue que las teorías de Marx fueron contradichas por Lenin. Marx, que era anarquista, buscaba la desaparición del capital y del Estado. En el Manifiesto Comunista llama al Estado “monstruoso aborto de la sociedad”. Si Lenin hubiera seguido a Marx debería haber entregado el poder a los trabajadores no retenerlo junto con su partido. Para ello creó el mito de la dictadura del proletariado, que la consolidó Stalin.
Lenin y Stalin conformaron un gobierno más represivo que el de los zares. La colectivización forzosa de la tierra generó hambrunas en que murieron millones de rusos, más que en toda la administración zarista. De 1921 al 22 murieron 5 millones de rusos de hambre, y de 1930 al 31, 7 millones más (ver cuadro en la página 114 del libro Desigualdad y distribución de la riqueza, publicado por Planeta Mexicana). Las colas para obtener alimentos racionados, la escasez, la represión y los presos políticos, dejan claro que el prometedor gobierno socialista nunca llegó a los trabajadores, quienes junto con los campesinos redujeron drásticamente sus niveles de vida.
En 1991 los mismos gobernantes socialistas admitieron que el sistema era un fracaso. En muchas ciudades derribaron las estatuas de Lenin y abandonaron el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ante el desastre económico que generó el socialismo real. No hubo guerra con los países capitalistas para que cayera el socialismo, fue su ineficiencia para generar riqueza y bienestar social lo que llevó a su abandono y a la adopción del libre mercado para sacar de la miseria en que dejó a los rusos el socialismo.
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