“ES MÁS LA POBREZA QUE CAUSAN LOS ALTOS IMPUESTOS QUE LA QUE LOGRA REDUCIR EL GASTO PÚBLICO.”
Independientemente del destino de los impuestos, que es el factor que les da legitimidad, desde las últimas décadas a la fecha su aumento se ha convertido en uno de los principales factores que mantienen bajos los niveles de inversión y crecimiento en Europa y en América.
Más allá de las justificaciones que arguyen los gobiernos para aumentarlos, muchas de las cuales son más retóricas que reales, como combatir la desigualdad y la pobreza, los impuestos son un costo para los que producen, que se transmite vía gasto público a funcionarios, dependencias gubernamentales y grupos organizados, que no aportan ningún beneficio a la sociedad.
Los impuestos a las empresas salen de la misma bolsa que las inversiones, precursoras del empleo y el crecimiento. Esa bolsa es la de las ganancias, de la que toman los empresarios para invertir. Una empresa sin utilidades, con pérdidas, no tiene recursos para reinvertir y crear nuevos empleos. Si gana 10 y tiene que pagar 4 de impuestos, tendrá 6 disponibles para repartir utilidades y reinvertir. Si aumentan los impuestos sobre sus ganancias y mantiene el mismo porcentaje de reparto de utilidades, tendrá un menor porcentaje para invertir. Este razonamiento, basado en la aritmética elemental, lo pasan por alto los gobiernos que cada día inventan más dependencias y burocracia con el teórico fin de ayudar a los pobres y desempleados, pero en realidad solo reducen la inversión, lo que repercute en una menor creación de empleos productivos, que son los únicos que disminuyen estructuralmente la pobreza.
Los impuestos significan un costo más en el proceso productivo, que de una u otra forma se trasladan a los precios y deterioran los salarios reales. Sale más caro el remedio a la pobreza vía más impuestos que la mejora a la enfermedad llamada pobreza. Es más la pobreza que causan los altos impuestos que la que reducen con el gasto público que se justifica diciendo que es para combatir la pobreza. La mayor parte de ese gasto se destina a burocracia y gastos para organizar la “lucha contra la pobreza” y solo un pequeño porcentaje le llega a los pobres.
Más impuestos, si sabemos sumar y restar estaremos de acuerdo, resultan en menos inversión, menos crecimiento, más desempleados y más pobres.
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